lunes, 19 de diciembre de 2016

¡ah 2016!



Cassius Clay lo llamaba mi padre, nunca Ali. Yo tenía alrededor de 10 años cuando vimos juntos en la tele sus últimas y míticas peleas de los 70's. Mi viejo boxeó de joven y cuando veíamos a Clay “bailar” me explicaba sus movimientos, su estrategia de pelea y porque era “el más grande”. Amén de que me enseñaba a pelear también. Algo que para esa generación de limeños era obligatorio, casi como saber nadar o montar bicicleta. La verdad no aprendí mucho y felizmente tampoco tuve la necesidad de “mecharme” alguna vez. He ganado mis batallas con la razón y nunca con la fuerza. 

viernes, 4 de noviembre de 2016

Santander desde las antípodas


Blanca: colores del Perú que iluminan Seattle

Carlos Salinas Jaramillo entrevista a Blanca Santander
(Setiembre 2016)
 
      Ser uno de los personajes de un lienzo donde apareces retratado como un niño de 4 años no es cosa de todos los días, además junto a los 6 amigos de la patota. Hablo de un retrato grupal armonioso y de colores intensos. Podría ser una ilustración de un cuento para infantes. Así nos veía ella, Blanca Santander, como niños de colores, aunque ya éramos unos veinteañeros todos. Durante dos años habitamos una “casa-barco” en Jesús María. Estábamos a 3 cuadras de las memorables salchipapas del Tambo de la avenida Arequipa y un paso más del cine Roma y sus últimos estrenos decentes. En 1990 la pintora, el poeta, el estudiante de la “Santoto” (hoy diseñador gráfico de polendas), el arquitecto y los 3 diseñadores de Taller Cuatro transformamos esa casa familiar clasemediera en una “Factory” creativa donde se producía de todo: diseño, publicidad, ilustración, pintura, fotografía, también había música y poesía, la que se escribe, la que se vive: “con sangre / con lluvia / rocío / con semen / con vino” recita Benedetti.
¿Por qué elegiste Seattle?
En realidad iba para New York pero el destino me trajo aquí.

miércoles, 6 de abril de 2016

Un-cuento


No te calles







Italo sube por la escalera de caracol. Bolsas en mano. Antes que llegue a la azotea alcanza a escuchar los gorjeos expectantes de sus vecinas. Hace una pausa para echar un vistazo al mar como todos los días, pero esta vez la pausa se torna en contemplación, reflexivo cierra los ojos y la brisa mañanera infla sus pulmones, celeste que te cueste en el cielo y el sol desperezándose detrás de su minidepa alquilado en el tercer piso de una casa miraflorina. Paz se quedó el fin de semana. Y hoy se lo tiene que contar, hoy tiene que ser. Las palomas lo esperan con real devoción en el techo de calamina, otras en las paredes y ventanas de ladrillo del minidepa de al lado que está a medio construir. Saben que llegan sus suculentas migajas de pan, por montones. ¡Al ataque! aletean ellas, se atropellan... muy pocas blancas, las más gris rata y no muchas de plumaje color capuccino con toque de verde en anillo alrededor del cuello. Inflando sus buches exigen el desayuno dominguero de este verano que se asoma con toda su luz y todo tu calor.


viernes, 18 de marzo de 2016

Artículo Indefinido


Profesión: Disoñador gráfico




Los diseñadores gráficos tenemos sueños particulares. Más aún cuando recién empezamos a chambear. Entre los mios recuerdo tres: diseñar una pieza gráfica que llegue a la China, también la marca de una aerolínea y ¿por qué no? los cartelitos de “hombre” y “mujer” para los baños. Ya tengo casi 30 años diseñando con Taller Cuatro y podría decir, arriesgándome a sonar petulante: check, check, check. El primero con Pedregal, la agroexportadora líder en el mercado de uvas rojas, cuyos empaques (con sello de Produce of Peru) llegan no solo a China sinó también a Norteamérica y Europa. El de la aerolínea se cumplió con una propuesta de identidad aprobada y comprada, pero que lamentablemente, por temas del cliente mismo, nunca agarró vuelo. Y los carteles de baño los diseñé para el bar de unas amigas que quedaba en Larcomar: Sazú.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Un-cuento oftálmico



Garabatearé
tu nombre











Nunca antes había pensado en la docencia pero el nacimiento de los mellizos le dio un giro radical a su vida. Así como las satisfacciones y alegrías se multiplicarían por dos, Darío sabía que también se venían dos veces más gastos, dos veces más complicaciones. Myriam, su esposa, debía llevar las cosas con calma quedándose en casa con los bebés, y él se vió obligado a dar clases en la universidad para sumar ingresos al hogar. Con casi veinte años de experiencia como arquitecto y liderando una empresa exitosa, digamos que ya había superado bastante su timidez. Aunque aquel primer día de clases estaba casi tan nervioso como en su primer día de estudiante. Cierta fama en el gremio arquitéctonico lo había, prácticamente, obligado a dictar conferencias, participando en conversatorios y dando entrevistas... digamos que no tenía porque estar con esos “muñecos”. Una cervezita en la cafetería de alguna facultad que no sea la de arquitectura y listo para enfrentar al monstruo: sus alumnos. Ese primer día pasó y así fueron pasando las semanas con las cuatro clases que le asignaron ese ciclo. Otra vez la vida universitaria. No fueron pocas las veces que en la puerta de ingreso al campus los guachimanes le exigían mostrar su carné universitario. Aparentaba mucho menos edad. Darío no era de usar terno y a sus cuarenta años no era el típico limeño aseñorado, guatón y revejido. Quizás por no haber tenido hijos aún se mantenía fresco, pues... de haber llevado una vida sana y deportiva no se puede jactar el arquitecto. Mataperreó bastante a sus veintitantos, se enamoró varias veces, le dijeron chau algunas, a él le tocó decir chau también. Hasta que conoció a Myriam, con ella nació un amor muy frenético, muy loco pero se dio cuenta, a sus treintaipoco y con toda certeza, que ella era la mujer; después de varias relaciones sentía la maravillosa libertad de ser él mismo... con alguien.

sábado, 9 de enero de 2016

Ismael Carrillo. Maestro del arte.





Ismael Carrillo. Peruano,
Master of Arts.

Conducir de Gaithersburg a Baltimore le puede tomar a Ismael Carrillo una hora y media, así puede llegar tranquilo al Maryland Institute College of Arts 30 minutos antes que empiecen sus clases. También enseña en el Corcoran College of Art y el Art Institute of Washington. Pero hoy le toca en el MICA.
Ismael toma el recorrido con calma y aprovecha para procesar creativamente un trabajo recién encargado: el Latino Magazine de Texas quiere una ilustración para un artículo que aborda el tema del bajo porcentaje de latinos en empresas de Sillicon Valley. Si la lentitud del tráfico lo permite garabateará algunas ideas en uno de los blocks que siempre lo acompañan.
Llevaba siete años viviendo en Barcelona cuando unos personajes imaginados y dibujados por él danzaron en la ceremonia de clausura de las olimpiadas del ‘92, a la vista de millones de personas en las pantallas de TV de todo el mundo. Ese mismo año, en Perú, sobrevivíamos a la resaca del fujishock y al autogolpe del Chino. Entre coches bomba y apagones, los diseñadores buscábamos “iluminarnos” en los cineclubes viendo películas españolas paridas por genios como Almodóvar y Bigas Luna; memorables historias y personajes, impecables directores de arte y fotografía llenaban los ojos y sacudían nuestros cerebros. Gracias a las olimpiadas descubríamos la riqueza visual de los catalanes comandados por ese iluminado del diseño que es Mariscal. Esta ola ibérica también trajo publicaciones con gráfica inspiradora que los de Taller Cuatro “cazábamos” en Lima: colecciones de comics firmados por los mejores guionistas e ilustradores del mundo, incluidos los españoles, y también revistas, como Man, con pautas de diagramación y publicidad muy agresivas.