Cassius
Clay lo llamaba mi padre, nunca Ali. Yo tenía alrededor de 10 años cuando vimos juntos en la tele sus últimas y
míticas peleas de los 70's. Mi viejo boxeó de joven y cuando veíamos a
Clay “bailar” me explicaba sus movimientos, su estrategia de pelea y
porque era “el más grande”. Amén de que me enseñaba a pelear también.
Algo que para esa generación de limeños era obligatorio, casi como saber nadar o
montar bicicleta. La verdad no aprendí mucho y felizmente tampoco tuve
la necesidad de “mecharme” alguna vez. He ganado mis batallas
con la razón y nunca con la fuerza.
lunes, 19 de diciembre de 2016
¡ah 2016!
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viernes, 4 de noviembre de 2016
Santander desde las antípodas
Blanca:
colores del Perú que
iluminan
Seattle
Carlos Salinas Jaramillo entrevista a Blanca Santander
(Setiembre
2016)
Ser
uno de los personajes de un lienzo donde apareces retratado como un
niño de 4 años no es cosa de todos los días, además junto a los 6
amigos de la patota. Hablo de un retrato grupal armonioso y de
colores intensos. Podría ser una ilustración de un cuento para
infantes. Así nos veía ella, Blanca Santander, como niños de
colores, aunque ya éramos unos veinteañeros todos. Durante dos años
habitamos una “casa-barco” en Jesús María. Estábamos a 3
cuadras de las memorables salchipapas del Tambo de la avenida
Arequipa y un paso más del cine Roma y sus últimos estrenos
decentes. En 1990 la pintora, el poeta, el estudiante de la “Santoto”
(hoy diseñador gráfico de polendas), el arquitecto y los 3
diseñadores de Taller Cuatro transformamos esa casa familiar
clasemediera en una “Factory” creativa donde se producía de
todo: diseño, publicidad, ilustración, pintura, fotografía,
también había música y poesía, la que se escribe, la que se vive:
“con sangre / con lluvia / rocío / con semen / con vino” recita
Benedetti.
¿Por qué elegiste
Seattle?
En realidad iba para New York
pero el destino me trajo aquí.
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Winternitz
miércoles, 6 de abril de 2016
Un-cuento
No
te calles
Italo
sube por la escalera de caracol. Bolsas en mano. Antes que llegue a
la azotea alcanza a escuchar los gorjeos expectantes de sus vecinas. Hace una pausa
para echar un vistazo al mar como todos los días, pero esta vez la
pausa se torna en contemplación, reflexivo cierra los ojos y la
brisa mañanera infla sus pulmones, celeste que te cueste en el cielo
y el sol desperezándose detrás de su minidepa alquilado en el
tercer piso de una casa miraflorina. Paz se quedó el fin de semana.
Y hoy se lo tiene que contar, hoy tiene que ser. Las palomas lo esperan con
real devoción en el techo de calamina, otras en las paredes y ventanas de ladrillo del minidepa de al lado que está a medio construir.
Saben que llegan sus suculentas migajas de pan, por montones. ¡Al
ataque! aletean ellas, se atropellan... muy pocas blancas, las más
gris rata y no muchas de plumaje color capuccino
con toque de verde en anillo alrededor del cuello. Inflando sus
buches exigen el desayuno dominguero de este verano que se asoma
con toda su luz y todo tu calor.
viernes, 18 de marzo de 2016
Artículo Indefinido
Profesión: Disoñador gráfico
Los
diseñadores gráficos tenemos sueños particulares. Más aún cuando
recién empezamos a chambear. Entre los mios recuerdo tres: diseñar
una pieza gráfica que llegue a la China, también la marca de una
aerolínea y ¿por qué no? los cartelitos de “hombre” y “mujer”
para los baños. Ya tengo casi 30 años diseñando con Taller Cuatro
y podría decir, arriesgándome a sonar petulante: check, check,
check. El primero con Pedregal, la agroexportadora líder en el
mercado de uvas rojas, cuyos empaques (con sello de Produce of Peru)
llegan no solo a China sinó también a Norteamérica y Europa. El de
la aerolínea se cumplió con una propuesta de identidad aprobada y
comprada, pero que lamentablemente, por temas del cliente mismo,
nunca agarró vuelo. Y los carteles de baño los diseñé para el bar
de unas amigas que quedaba en Larcomar: Sazú.
miércoles, 17 de febrero de 2016
Un-cuento oftálmico
Garabatearé
tu
nombre
Nunca
antes había pensado en la docencia pero el nacimiento de los
mellizos le dio un giro radical a su vida. Así como las
satisfacciones y alegrías se multiplicarían por dos, Darío sabía
que también se venían dos veces más gastos, dos veces más
complicaciones. Myriam, su esposa, debía llevar las cosas con calma
quedándose en casa con los bebés, y él se vió obligado a dar
clases en la universidad para sumar ingresos al hogar. Con casi
veinte años de experiencia como arquitecto y liderando una empresa
exitosa, digamos que ya había superado bastante su timidez. Aunque
aquel primer día de clases estaba casi tan nervioso como en su
primer día de estudiante. Cierta fama en el gremio arquitéctonico
lo había, prácticamente, obligado a dictar conferencias,
participando en conversatorios y dando entrevistas... digamos que no
tenía porque estar con esos “muñecos”. Una cervezita en la
cafetería de alguna facultad que no sea la de arquitectura y listo
para enfrentar al monstruo: sus alumnos. Ese primer día pasó y así
fueron pasando las semanas con las cuatro clases que le asignaron ese
ciclo. Otra vez la vida universitaria. No fueron pocas las veces que
en la puerta de ingreso al campus los guachimanes le exigían mostrar
su carné universitario. Aparentaba mucho menos edad. Darío no era
de usar terno y a sus cuarenta años no era el típico limeño
aseñorado, guatón y revejido. Quizás por no haber tenido hijos aún
se mantenía fresco, pues... de haber llevado una vida sana y
deportiva no se puede jactar el arquitecto. Mataperreó bastante a
sus veintitantos, se enamoró varias veces, le dijeron chau algunas,
a él le tocó decir chau también. Hasta que conoció a Myriam, con
ella nació un amor muy frenético, muy loco pero se dio cuenta, a
sus treintaipoco y con toda certeza, que ella era la mujer; después
de varias relaciones sentía la maravillosa libertad de ser él
mismo... con alguien.
sábado, 9 de enero de 2016
Ismael Carrillo. Maestro del arte.
Ismael Carrillo. Peruano,
Master of Arts.
Conducir de Gaithersburg a Baltimore le puede tomar a Ismael
Carrillo una hora y media, así puede llegar tranquilo al Maryland Institute
College of Arts 30 minutos antes que empiecen sus clases. También enseña en el
Corcoran College of Art y el Art Institute of Washington. Pero hoy le toca en
el MICA.
Ismael toma el recorrido con calma y aprovecha para procesar creativamente un trabajo recién encargado: el Latino Magazine de Texas quiere una ilustración para un artículo que aborda el tema del bajo porcentaje de latinos en empresas de Sillicon Valley. Si la lentitud del tráfico lo permite garabateará algunas ideas en uno de los blocks que siempre lo acompañan.
Ismael toma el recorrido con calma y aprovecha para procesar creativamente un trabajo recién encargado: el Latino Magazine de Texas quiere una ilustración para un artículo que aborda el tema del bajo porcentaje de latinos en empresas de Sillicon Valley. Si la lentitud del tráfico lo permite garabateará algunas ideas en uno de los blocks que siempre lo acompañan.
Llevaba siete años viviendo en Barcelona cuando unos personajes
imaginados y dibujados por él danzaron en la ceremonia de clausura de las
olimpiadas del ‘92, a la vista de millones de personas en las pantallas de TV
de todo el mundo. Ese mismo año, en Perú, sobrevivíamos a la resaca del
fujishock y al autogolpe del Chino. Entre coches bomba y apagones, los
diseñadores buscábamos “iluminarnos” en los cineclubes viendo películas
españolas paridas por genios como Almodóvar y Bigas Luna; memorables historias
y personajes, impecables directores de arte y fotografía llenaban los ojos y
sacudían nuestros cerebros. Gracias a las olimpiadas descubríamos la riqueza
visual de los catalanes comandados por ese iluminado del diseño que es
Mariscal. Esta ola ibérica también trajo publicaciones con gráfica inspiradora
que los de Taller Cuatro “cazábamos” en Lima: colecciones de comics firmados
por los mejores guionistas e ilustradores del mundo, incluidos los españoles, y
también revistas, como Man, con pautas de diagramación y publicidad muy
agresivas.
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