Cassius
Clay lo llamaba mi padre, nunca Ali. Yo tenía alrededor de 10 años cuando vimos juntos en la tele sus últimas y
míticas peleas de los 70's. Mi viejo boxeó de joven y cuando veíamos a
Clay “bailar” me explicaba sus movimientos, su estrategia de pelea y
porque era “el más grande”. Amén de que me enseñaba a pelear también.
Algo que para esa generación de limeños era obligatorio, casi como saber nadar o
montar bicicleta. La verdad no aprendí mucho y felizmente tampoco tuve
la necesidad de “mecharme” alguna vez. He ganado mis batallas
con la razón y nunca con la fuerza.