viernes, 27 de octubre de 2017

Crónica Cuatriana II



La voz de 

los Noventa 


Roni y Charly se afianzan en el negocio. Pasaron la prueba de resistencia de los primeros cuatro años* de una sociedad, además en un Perú enrarecido por decir lo menos, con apagones, coches-bomba, hiperinflación, fujishocks, etcétera. Taller Cuatro no se disuelve. Llegan nuevos proyectos y clientes. Las responsabilidades son mayores. Empiezan los noventa y hay mucho por evangelizar sobre el wit design que ellos profesan. Los clientes se dejan contagiar por esa particular visión de las comunicaciones: diseño con un twist lúdico-creativo. Lo singular con ellos es que establecían relaciones comerciales que pronto mutaban a relaciones de franca amistad.  Con empresarios visionarios, marketeros osados, artistas disruptivos y no pocos emprendedores innovadores, de quienes aprenden mucho también.


Helar Salinas, Roni Heredia y Charly Salinas. Lima 1994.

1992

Los CUATRO vuelven a Miraflores. Otra gran casa, La Araña que dirigía Pilar Saona. Allí se manufacturan canastería y objetos utilitarios de madera cerámica que se venden en la tienda “Warike”. Pero La Araña también fue una escuela de fotógrafos donde se formaron varios guiados por la sapiencia de Eduardo González. Uno de sus aplicados alumnos es Luis Felipe Cueto, con quien los CUATRO coinciden en ideas y conceptos sobre la belleza y el poder de la imagen. Nace una gran amistad y complicidad entre los diseñadores y el fotógrafo; voyeuristas confesos. Afiches de grupos de danza y teatro exigen los talentos de esta casi sociedad. La fotografía es la protagonista en las campañas publicitarias desarrolladas para Cibertec, instituto de computación líder en el mercado. -Nadie se mueva- susurra “el Shagui” Cueto en su estudio. Acaban de terminar de colocar el último taco de madera como apoyo de una computadora que pusieron de cabeza. Retan a la gravedad. Hilos de nylon para el teclado suspendido en el aire y para el aparatoso CPU que levita sobre el monitor volteado. “Dominamos la computación al derecho y al revés” dice el titular del aviso. 
Los Arena Hash, el exitoso grupo de rock&pop de entonces, ensaya en el garaje de la casa una vez por semana. El bum-bum del bombo de Arturo Pomar no opacó la explosión del coche-bomba de la calle Tarata de miraflores. No son tiempos fáciles en absoluto pero los CUATRO no se dejan amilanar.

1993

Llega desde Trujillo Daniel Rodríguez, promotor principal de la novel Universidad Privada del Norte, para solicitar la creación de la identidad corporativa de la UPN. El resultado fue más que óptimo para el cliente y, por supuesto, para los diseñadores. Nace así una interesante relación comercial con Daniel pero sobre todo una gran amistad. Luego vendrían el Fleming College, transportes Línea y, también en Trujillo, el grifo Amigo, la primera estación de servicio, como tal, en Perú. 
Se dan así “los viajes de negocios” que calladamente ilusionaban a los diseñadores. Pero un pedido de Rodríguez, uno rápido de esos que abundan en el bisnez, los hizo “viajar”, pero cerca de Lima, para lograr una foto “trujillana”. El boceto del brochure para el Instituto del Norte proponía una portada con el muelle de Huanchaco en un atardecer glorioso. El problema: no hay presupuesto para viajar a hacer la foto. La solución de los CUATRO: hacer una foto del muelle de Cerro Azul. Luis Felipe Cueto se subió a la misión cámara en mano y con el buen Paco del Solar, el amigo con auto, toman la Panamericana sur. Pero la tarde avanza más rápido que ellos. Debían llegar a tiempo para captar el sunset sobre el muelle. Paco pisa el acelerador ante las demandas de los amigos, el sol ya está cayendo y, finalmente, llegan al pintoresco pueblo, lo atraviesan levantando polvo. Derrapando, se estacionan frente al perfil norte del muelle pero, error fatal, desde ese ángulo la bahía "ensuciaba" la longitud de la estructura. A Charly se le ocurre hacer la foto desde el otro lado de la playa y ya en el montaje “flipearla”. Guardaron trípodes y maletas y nuevamente se treparon al “Pacomóvil”. Ya ubicados del otro lado Luis Felipe vuelve a cuadrar la Hasselblad 6x6, trípode firme, fotómetro y el sol rojo acomodándose sobre el muelle. Roni le cubre la cabeza con su casaca para que pueda ver la imagen reflejada en el vidrio. Cueto con su acostumbrada calma de cirujano hace foco y bromea preguntando si dispara o no. El polaroid confirma que es la foto.

1994

Microland es el distribuidor top de PCs y Macintosh en Lima. "A veces es más importante tener crédito que tener dinero", reza el dicho. Mariana Rodríguez, clienta promotora de Cibertec, gestiona una reunión con el gerente de ventas de Microland y avala a los CUATRO quienes acceden así a su primera Mac e impresora, que pagarán a plazos. Taller Cuatro muerde la manzana. Federico Osorio, de Microland, se acerca así a "sus clientes" Roni y Charly. Enganchado con su propuesta gráfica y creativa les propone encargarse de la megastore. Microland se convierte en su cliente más fuerte, casi a ritmo retail. Los CUATRO, que aún son tres con Helar, se empiezan a equipar con Apple después de haberle dicho adiós a las técnicas artesanales conocidas y las que se inventaron: fotocopias y ampliaciones a gigantescas proporciones, en papeles de color o con texturas diversas, arriesgando máquinas o gastando todo el toner de las mismas. 
Un viaje al Cuzco con tres días de trekking en Camino Inca fueron más que suficientes para hacer migas con el cuarto miembro que al Taller le hacía falta: Nicolás Zegarra, comunicador con ojo de administrador empresarial. 
Pedro Suárez-Vértiz, amigo de la cas4, se separa de los Arena Hash y emprende su primer proyecto solista: No existen técnicas para olvidar”. ¡Un discazo!. El diseño y dirección de arte del CD se convierte en uno de los proyectos más importantes del año. Fotos del Shagui of course
Están ahora en un nuevo taller en el mero Santa Cruz de Miraflores. Una batería armada por partes con “donaciones” de los amigos músicos marca el ritmo de ese año.

Paradero de Duck Head jeans (Foto de LFC)

1995

Son contadas las ocasiones en que un diseñador puede ser totalmente libre para crear y plasmar su gráfica. Para ello se necesita una marca que busque eso para vender su producto. Un día tocan a la puerta Gonzalo Figari y su cliente: Duck Head jeans. Se presentan y recorren el estudio, auscultan los afiches colgados, bocetos y pruebas de imprenta de proyectos recientes. Conversan y discuten sobre diseño y publicidad con Roni y Charly. Se convencen pero les encargan solamente mejorar la tipografía de su logotipo. El producto es estimulante. Taller Cuatro no resiste la tentación y, dos semanas después, les propone una nueva identidad corporativa y una campaña gráfica para el relanzamiento de la marca... Duck Head compró. La etiqueta del jean, los hangtags, los greviches, los paraderos, los afiches, inclusive el comercial de TV –creado por Figari–, se sirven de la fuerza del nuevo isotipo para redondear un lanzamiento contundente.
La imagen corporativa de una nueva universidad que revolucionaría, mejor dicho inauguraría, el mercado universitario (como tal) se convierte en el nuevo proyecto que retaría los talentos de los CUATRO. Las propuestas gráficas que hacen a Jorge Salmón y los promotores de la universidad, David Fischman y Mariana Rodríguez, son rechazadas. Pasó casi un mes de presentaciones y quedan ya pocos días para entregar el aviso de prensa del lanzamiento de la universidad. Roni, Charly y Helar se encierran 48 horas en el Taller a punta de sanguches, tortees, cafés y cocacolas. La pizarra la llenan de apuntes y dibujos hasta que ven la luz de la universalidad… la luz de “la flama” de la UPC y la plasman en el aviso institucional titulado como “Un nuevo amanecer”.


Charly Salinas Jaramillo
Octubre 2017



(*) Crónica Cuatriana I (en este mismo blog).


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